Siempre hay una primera vez para todo, pero hay pasos que son más difíciles de dar que otros. Recuerdo lo asustada que estaba cuando el monitor de natación, después de explicarnos brevemente como mover los brazos y las piernas, nos dijo "y ahora a la piscina honda". Me quedé petrificada en el borde de la piscina, observando como los demás se iban tirando, hasta asegurarme de que realmente no se moría ninguno ahogado, y aún así tenía miedo. Hizo falta que se tirara el monitor al agua y me dijera "no temas, si te hundes yo te saco", para que diera ese paso. Y no me hundí.
El valor se adquiere con la experiencia, con cada primer paso que damos, salga bien o salga mal, porque en realidad el resultado no importa, si no ser capaces de dar ese primer paso, a pesar de saber que puede salir mal. Ha habido otros momentos en mi vida en los que me he visto impulsada a actuar sabiendo que no era el momento, que no estaba preparada para ello. Y en alguno de esos momentos hubiera querido fundirme y desaparecer, es cierto, momentos de miedo, de vergüenza, o de tristeza. Momentos en lo que hubiera preferido no dar ese paso, pero al final te das cuenta de que sería mucho peor vivir con la sensación de no haberlo siquiera intentado.
Cuando uno se aproxima al mundo de la Dominación/sumisión y al BDSM se encuentra con un mundo fascinante, variado, complejo, pero irremediablemente atractivo. Pocos son los que llegan de la mano de otra persona, que lo descubren de forma gradual y placentera. La mayoría lo descubrimos al "azar", a través de algún vídeo, novela, imagen, o experiencia que otra persona nos relata, aunque también los hay que lo descubren en una etapa temprana de su vida, cuando se dan cuenta de que determinados estímulos les provoca una reacción poco habitual para los demás. Y a partir de ahí empezamos a fantasear, a crearnos una idea sobre en qué consiste, a dejarnos llevar por nuestros deseos más ocultos que parecen tener salida en este mundo mágico y oculto.
Durante un tiempo investigamos, avidamente buscamos cualquier fuente de información, nos empapamos y disfrutamos con nuestras fantasías, pero llega un momento en el que eso no es suficiente, necesitamos más. En sí podría describirse como una forma de adicción, no podemos dejar de pensar en ello, y elevamos el nivel de dificultad, en este caso empezamos a desear el contacto real con otra persona, poder llevar nuestras fantasías a la realidad. Pero este es un paso difícil, por muchas razones.
Entramos en los chats, y buscamos personas afines con las que compartir nuestras inquietudes, y empezamos a darnos cuenta de que hay mucha más complejidad de la que habíamos previsto. En un vídeo o en un relato, la situación ya está en marcha, las dos personas ya se conocen, pero para nosotros aun queda un largo recorrido hasta llegar a ese punto. Lo que hasta entonces parecía idílico empieza a rozar la realidad ¿y si resulta que me pongo en manos de la persona equivocada?¿y si resulta que me encuentro con un perturbado? El mundo de la sexualidad alternativa tiene la puerta abierta para toda clase de individuos, desde el maltratador camuflado de protector, hasta la vengadora que busca expiar su dolor a través de otros, pasando por los innumerables casos de personas que simplemente se entretienen manipulando o aprovechándose de los deseos y las necesidades de los demás.
Por suerte, aunque sea el menos común de los sentidos, el sentido común nos ayuda a discernir cuando hablamos con alguien de quien podemos fiarnos, a quien confiar nuestra virginidad, sobretodo si se ha tenido la precaución de pasar muchas horas de conversación, y de compartir momentos de intimidad, en los que hemos abierto nuestro cofre oculto y mostrado nuestros secretos más inconfesables.
Pero aun así, dar ese paso no es fácil.... no es fácil admitir que lo que fantaseamos pueda al final ser lo que somos, que lo que somos puede que no sea comprendido, valorado, que en realidad ofrecemos lo más vulnerable de nuestro ser, nuestra identidad. Y llegado el momento de enfrentarse a ello, de abrir la puerta y decir "aquí estoy, esto es lo que deseo", se nos despiertan muchas dudas y temores, a no estar a la altura, a decepcionar a la otra persona, a darnos cuenta de que en realidad nuestras fantasías se perderán para siempre en ese mundo de ficción y que no tienen sentido en nuestra realidad. No es fácil enfrentarse a lo desconocido, aunque tengamos toda la información en nuestras manos, porque quizá lo que suceda no sea lo que esperábamos.
Y solo hay una manera de dar ese paso.... dándolo.
Ya habrá tiempo de lamentarse, de rectificar, de corregir, de buscar otra cosa, de hacerlo de manera diferente, incluso de dejarlo correr, pero si no damos ese paso, jamás sabremos si este mundo es realmente el Valhalla que soñábamos. Eso sí.... con precaución.